26.4.10

Los redactores comenzaron desde la madrugada del jueves para que en los periódicos a primera hora se diera la nota de que fue desastroso, así fue el concierto de los Arctic Monkeys aquel miércoles 21 de abril. Entre la desorganización total que existió por parte de Ache Producciones, la falta de cordura de algunos de los asistentes y la intervención de los granaderos se tuvo que esperar aproximadamente dos horas para el comienzo del mismo. Considero que la principal causa del desorden fue la gente, esos pubertos que tuvieron que ahorrar y/o trabajar y/o portarse bien con sus padres y/o hablar a su estación de radio para conseguir al menos un ticket para el grupo “sensación” de chicos y grandes; esa gente que, desgraciadamente para mi ese día el valor de mi ticket no me aseguró nada, tenía al lado grabando con su celular cada movimiento de Turner y que sentía que en ese momento no había otra cosa mejor más que ver a los Arctic Monkeys; esa gente fue la que causó todo el revuelo que vivimos esa noche. Los chavales imbéciles que en lugar de procurar comportarse gritaban con tono naco y de puberto: “Ya va empezar!! Hay que empujar para que nos dejen pasar!” a lo que muchos de los chavales obedecieron sin pensar en las consecuencias que esto podría generar, obvio cuando tienes 18-19 años no te importa mucho más que ver a tu banda favorita pero pongamos en el papel : ¿Qué banda son los Arctic Monkeys?.

Corría el año del 2005 cuando a todos nos llamó la atención de un grupo de chavales de menos de veinte años utilizaba el Myspace para darse a conocer con la canción de I bet you look good on the dancefloor, canción que se convirtió en favorita entre la banda que pusimos atención a estos monos. Había sido una batalla que le habían ganado a las disqueras, podías tener su canción sin costo alguno y disfrutar además de unos demos más que la banda subía a su space, habían utilizado a bien las redes sociales como una vitrina mundial y el mundo se los agradecía, pero también hubo banda que los pusieron en lo más alto de la escena musical, como la mejor banda que existía sobre el planeta, como los que iban a cambiar el estilo musical, su larga duración Whatever people say I am, that’s what I’m not del 2006 se encontraba nada más en versión de importación (se agotó en pocas semanas la edición nacional) costando un poco más, para el 2007 llegó el Favourite Worst Nightmare y por último para el 2009 el Humbug (el mejor disco que han hecho los A.M) producido por Josh Homme quien explotó otro sentido de estos monos. A solo tres discos, ninguno para convertirse en un disco que todos deban escuchar, no se considera una banda de culto más bien una banda que supo entablar una relación con los chavales que se refugiaban en el Space idolatrando a una banda que “iba en contra de lo establecido”.

Por esto, la fanaticada que atraparon los A.M fueron pubertos que no concebían otra forma de hacer las cosas más que detrás de su computador y esto se notó aquel veintiuno de abril en la explanada del Estadio Azteca, chavales de 20 años con los pantalones apretados, playeras blancas o de colores, chamarras negras, tenis disque onda hipster y peinado según ellos desaliñados; chavales que no concebían, cuando todavía eran más chavos, en la escena más que a los A M; cuando a sus escasos quince años se les presentó una banda de rock que tocaba bien y que traían onda; y hoy, a sus veinte años, para ellos no existe más que A.M (y Muse, ja!) y todo lo que venga con onda y tenga algo para hacerte brincar sin saber en lo más mínimo de que tratan sus canciones o su onda. A título personal no me agrada escribir en contra de la gente menos porque ya casi no escribo y menos de la que gusta ir a un concierto pero esto sobrepasó y me enojó demasiado que mi ticket no haya valido la pena, además de que los chavales echaron a perder la presentación todo por no saberse comportar.

1 ya comentaron...:

Anónimo dijo...

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